[MÚSICA] Dejadme que os hable de una persona por la que siento profunda admiración. Santiago Ramón y Cajal. Él era un trasto, un alborotador nato. En la España rural de la década de 1860 no había muchas opciones para aquellos excéntricos delincuentes juveniles. Así que Ramón y Cajal a sus 11 años, terminó en la cárcel, a edad, you véis, bastante temprana. Cajal era terco, era rebelde. ¿Quién iba a saber que Santiago Ramón y Cajal ganaría luego el premio nobel y sería reconocido hoy en día como el padre de la neurociencia moderna? Cajal tenía poco más de 20 años cuando comenzó a pasar de la delincuencia juvenil al estudio tradicional de la medicina. Existe evidencia de que las vainas de mielina ese aislamiento graso que ayuda a que las señales se muevan mucho más rápidamente a lo largo de la neurona, en algunas personas no terminan de desarrollarse hasta que no cumplen los 20 años. Esto puede explicar por qué los adolescentes a menudo les cuesta controlar su comportamiento impulsivo. Las conexiones entre las áreas de intención y las áreas de control del cerebro, no están completamente formadas. Sin embargo, cuando utilizas circuitos neuronales puedes ayudar a construir esa vaina de mielina que los cubre. Parece, por lo tanto, que la práctica una vez más fortalece y refuerza las conexiones entre las diferentes regiones del cerebro, creando una especie de autopistas entre los centros de control y los centros de almacenamiento de conocimiento. En el caso de Cajal, parece que sus procesos naturales de maduración junto con sus propios esfuerzos para desarrollar sus capacidades cognitivas, le ayudaron a tomar el control de su conducta general. Es posible que las personas mejoren por tanto el desarrollo de sus circuitos neuronales practicando los pensamientos que utilizan esas neuronas. Todavía estamos comenzando a entender este mundo. Una cosa va quedando clara. Podemos hacer cambios significativos a nuestro cerebro si modificamos nuestra forma de pensar. Cajal conoció a muchos científicos brillantes a lo largo de su vida, y trabajó con muchos de ellos. En la autobiografía de Cajal, sin embargo, señala que frecuentemente gente brillante puede hacer un trabajo excepcional, pero que también tienen su limitaciones. Pueden llegar a ser bastante descuidados, incluso parciales en sus análisis. Cajal creía que la clave de su propio éxito era su perseverancia, lo que él llamó la virtud de los menos brillantes. Y junto con la perseverancia, su capacidad de ser flexible, de no tener miedo a cambiar de opinión y a admitir sus errores. Cualquiera, decía el propio Cajal, incluso las personas con una inteligencia promedio pueden modificar su propio cerebro, y así incluso los aparentemente menos dotados pueden producir una cosecha de ideas tremendamente abundante. Fijaros en personas como Charles Darwin, cuya teoría de la evolución lo han convertido en una de las figuras más influyentes de la historia de la humanidad y con frecuencia consideradas como una especie de genios naturales. Bueno, pues te sorprenderá saber que al igual que Cajal, Darwin era un estudiante mediocre en la escuela. Se retiró de la facultad de medicina, y para gran horror de su padre, se embarcó en un viaje alrededor del mundo como el naturalista del barco. Cuando estaba por su cuenta, Darwin pudo mirar con ojos frescos los datos que estaba recopilando. Podía abordar el material con el objetivo de aprender y viéndolo con una nueva perspectiva, y pasar así a dominarlo de verdad, profundamente. A menudo, no importa cuán bueno sea tu profesor o tu libro de texto. Cuando te escapas y miras otros libros, otros videos, y empiezas a ver lo que estás aprendiendo de un solo profesor, de un solo libro, con una visión necesariamente parcial, empiezas a ver ese tema con sus múltiples facetas. Buscando esas distintas facetas puedes llegar a entender mucho mejor ese contenido y ese material. Yo la verdad con muchísima frecuencia busco en internet videos o explicaciones alternativas del concepto que estoy buscando entender. La gran mayoría de las veces no es tiempo perdido. Te animo a que lo pruebes tú mismo. En cualquier caso, asumir la responsabilidad de tu propio aprendizaje es una de las cosas más importantes que puedes hacer. Santiago Ramón y Cajal tenía un profundo conocimiento no solo de cómo hacer ciencia, sino también de cómo las personas interactúan entre sí. Advirtió a sus compañeros que siempre habrá quienes te critiquen e intenten socavar cualquier esfuerzo o cualquier logro que tengas. Eso le pasa a todo el mundo. No solo a los ganadores del premio nobel. Si te va bien en tus estudios o en tu trabajo, la gente que te rodea puede sentirse un poco amenazada, y es posible que cuanto mayor sea tu logro, la gente tienda a atacarte y a degradar tus esfuerzos. Por otro lado, si te va mal en una prueba o en un examen, también es bastante posible que encuentres a gente crítica que te diga que de todos modos no tienes lo que se necesita para triunfar. A menudo se nos dice que la empatía es universalmente beneficiosa, pero no lo creo. Es importante que aprendas a ser un poco frío de vez en cuando, no solo para concentrarte en lo que estás tratando de aprender, pero también para desentenderte de la gente si ves que sus intereses no están necesariamente alineados con los tuyos y buscan socavarte. Este debilitamiento es demasiado común, you que con frecuencia las personas son tan competitivas como cooperativas. Cuando eres joven, dominar esa frialdad y esa capacidad de separarse y distanciarse no es tan fácil. Estamos naturalmente entusiasmados con lo que estamos trabajando. Nos gusta creer que podemos razonar con todo el mundo, y que casi todos tienen buenas intenciones hacia nosotros. Al igual que Santiago Ramón y Cajal, puedes enorgullecerte de buscar el éxito por las cosas que hacen que otras personas digan que no puedes lograrlo. Siéntete orgulloso de quién eres, especialmente de las cualidades que te hacen diferente. Y úsalas como un talismán secreto para el éxito. Usa tu desobediencia natural para desafiar los prejuicios siempre presentes de otros acerca de lo que tú eres capaz de lograr. Esto es muy importante. También si tienes cierta edad y estás tratando de aprender cosas nuevas, es importante que creas en ti. A medida que envejecemos, nuestro cerebro puede perder alguna de las habilidades de aprendizaje, la memoria, la capacidad de procesar. También es cierto que la práctica puede prevenir ese proceso natural de envejecimiento. Más adelante hablaremos mucho más sobre este tema. Pero no dejes que los demás te hagan pensar que porque eres mayor no puedes aprender. [MÚSICA] Soy Teresa Martín Retortillo. Gracias por Aprender a Aprender.