Ser parte de los programas de voluntariado de la universidad me ha permitido fungir como un vÃnculo entre la sociedad y la formación académica, en este caso los alumnos con los que llevamos a cabo el trabajo en conjunto. Con la sociedad el aprendizaje ha sido muy valioso porque, si bien sà nos ven con ojos de profesionistas, no nos ven con ojos de profesionistas por los que están pagando un trabajo, sino que nos ven más como esa parte profesional que los va a ayudar, que acá acude a ellos para ayudarlos y eso ha permitido que nos abran las puertas de su casa, de manera literal, a charlar con ellos, con su familia y hay una relación más personal. Por otra parte, con los alumnos se ha construido el conocimiento a través de los ejercicios que hacemos en el voluntariado y no porque nuestra formación profesional o académica nos dé ese tÃtulo de ser sus mentores, sino justamente porque a través de construir dudas, con el trabajo en equipo, es que hemos ido construyendo el conocimiento y eso me ha hecho ser muy consciente de que el conocimiento no es un bien que uno puede adquirir de manera práctica y mucho menos un bien que alguien puede heredar, sino que el conocimiento lo construimos a través de ese trabajo que hacemos en conjunto con otros y donde intercambiamos ideas, donde intercambiamos experiencias y ese conocimiento para beneficio de todos. Por otra parte, también me ha ayudado a ser muy consciente de que todas las profesiones, sin importar, sin distinguir, están cargadas de una gran vocación social, es decir, que nuestro tiempo y nuestro esfuerzo es para el beneficio de otra persona. Sin embargo a través de los programas de voluntariado, desde un punto de vista profesional, he sido más consciente de que hay muchas circunstancias que no sabemos por qué quedan fuera de la oferta laboral y que son cosas que en el campo profesional difÃcilmente vamos a poder abordar, pero que a través de este voluntariado nosotros podemos continuar con nuestra formación, porque sigue siendo igual de necesario atender estos casos y estas experiencias para construir entre todos una mejor sociedad. Por una parte, me sigo sintiendo alumna de la Facultad y sigo sabiendo que hay mucho todavÃa por aprender, pero por otra parte también estoy agradecida de que me permitan integrar esa parte profesional para el beneficio de los programas. Este ejercicio serÃa a través de un programa que tiene la facultad de arquitectura que se llama "Mejoramiento de vivienda popular". Ese es el programa en el que yo estaba llevando a cabo mi servicio social que consta primero de hacer promoción del programa, porque hay muchas comunidades de escasos recursos que no saben que la Facultad cuenta con este programa que es ofrecer los servicios profesionales de los alumnos para hacer los planos de sus casas, en el estado actual, porque en muchas de estas comunidades de escasos recursos no cuentan con la documentación que necesitan para poder hacer los trámites de escrituración de sus predios y de sus viviendas. Mucha de esta gente no tiene tampoco los recursos para pagar un arquitecto y tener esa documentación para poder hacer los trámites legales. Ya que se hace el levantamiento y el trazo de sus planos en el estado actual de sus viviendas, se ofrece detectar necesidades que no están cubiertas dentro de sus viviendas, como iluminación o ventilación, y ofrecer nuestro conocimiento y nuestra experiencia para hacerles proyectos de mejoramiento de vivienda, inclusive plantearles posibles etapas o posibles materiales de construcción para que ellos en un futuro, cuando cuenten con los recursos económicos o con los apoyos económicos, puedan llevarlo a cabo pero de una manera ordenada, eficiente y exitosa. A través de este ejercicio del servicio social, llegué casi accidentalmente con una señora que necesitaba de este programa, pero esta señora que se llama Yolanda Limón, de la comunidad de San Andrés Tetepilco en la delegación de Iztapalapa, resulta que su vivienda está dentro de un callejón, que se llama "Callejón pie de la cuesta". Entonces me dijo: "bueno pues es que ahà en el callejón hay muchos que requerimos de este servicio, no soy solo yo, son mis primos, mis tÃos, mis vecinos". Me pidió que me acercara a ellos, fui, hice el reconocimiento de sus viviendas y sà cumplÃan con los requisitos para ser beneficiarios del programa, asà que tomé sus solicitudes, las llevé a la facultad de arquitectura y como eran muchas solicitudes, inicialmente fueron 29 pero eran más de 45 viviendas las que estaban dentro de este callejón, entonces inicialmente sà existÃa esta incredulidad acerca de que el servicio fuera gratuito, que fuera tan profesional, que hubiera un respaldo académico, pero afortunadamente 29 personas de inicio se interesaron. Eran tantas estas solicitudes y dentro de una misma zona, de una acotación pequeña, que la coordinación me dijo: ¿qué te parece si esto lo hacemos a través de una brigada con los alumnos? Sà tú ya sabes que es un callejón que tiene problemas de seguridad, de imagen urbana, entonces vamos a hacer algo más grande, vamos a integrar al área de urbanismo, vamos a llevar a toda una brigada de alumnos para que se atiendan todas las solicitudes juntas y se les entregue todo un proyecto, pero de conjunto, no de viviendas individuales, y asà fue cómo llevamos a cabo este ejercicio. Ahà fue como me ofrecieron coordinar la brigada, que fue mi primera coordinación de brigada, y ahà fue donde me di cuenta de estas facilidades y de estos beneficios de los que les hablé, de vincular la experiencia profesional que se va sumando poco a poco con la experiencia académica.