Supongamos que vamos a enviar unas copas de cristal por correo, son frágiles porque se rompen fácilmente. Les pondríamos una etiqueta: "manéjese con cuidado", "frágil", "no se agite". Ahora, imagínense que vamos a enviar unas rocas por correo, no le ponemos nada porque son robustas, no importa si se agitan o no. Entonces, ¿qué es lo opuesto de algo frágil? Normalmente, podremos pensar que algo es robusto, pero Nassim Taleb notó que la robustez es, más bien, la falta de fragilidad. Como no encontró un término apropiado para describir lo opuesto de lo frágil, lo definió como antifrágil. Entonces, si enviásemos un paquete con algo antifrágil, las etiquetas dirían: "agítese, por favor", "manéjese bruscamente, antifrágil". Esto es porque, si sufre perturbaciones, el contenido del paquete llegaría en mejores condiciones, en comparación de si no se perturba. Se escucha poco intuitivo, pero quedará más claro con ejemplos. El sistema inmune es antifrágil. Se sabe que, si los bebés no tienen enfermedades infecciosas en sus primeros años, su sistema inmune no se desarrolla muy bien porque después son más propensos a enfermarse. Las perturbaciones, en este caso las infecciones, ayudan a un sistema inmune en desarrollo a entrenarse y así, poder enfrentar mejor otras infecciones en el futuro. Hablando de entrenamiento, el deporte también ilustra la antifragilidad. Cuando hacemos ejercicio respiramos más, por lo que en teoría, nuestras células se oxidarían más y envejeceríamos más rápido. Sin embargo, con el ejercicio, el cuerpo libera antioxidantes, los cuales sobrecompensan la oxidación provocada por la actividad física y se traduce en un envejecimiento más lento. Con sus límites, si alguien se ejercita demasiado, digamos un maratón al día, entonces el cuerpo no lograrará sobrecompensar su oxidación, y sí habrá un envejecimiento prematuro. El estrés oxidativo del ejercicio es un caso particular de la hormesis en toxicología. La hormesis ocurre cuando una sustancia que, en grandes cantidades sería dañina, en dosis pequeñas genera un beneficio o resistencia. Todavía hay controversia al respecto, pero hay cierta evidencia de que dosis pequeñas de alcohol o radiación son benéficas para el cuerpo. En el primer caso, prolongando la esperanza de vida, en el segundo, reduciendo el riesgo de cáncer. A nivel psicológico, el estrés positivo también llamado "eustress", en inglés, sería equivalente a la hormesis a nivel fisiológico. El estrés positivo ocurre cuando pasamos por situaciones difíciles, o no muy placenteras, que nos llevan a desarrollarnos personalmente. Terminamos mejor si tenemos ese estrés que si no lo tuviésemos. Por supuesto, demasiado estrés puede ser contraproducente. A nivel neuronal, también se ha detectado antifragilidad. Un cerebro sin estimulación no funciona tan bien como uno con cierto nivel de estímulos. Es cierto que demasiados estímulos inhiben la atención, pero la deprivación sensorial prolongada puede generar ansiedad, depresión o alucinaciones, ya que si se limita la vista, el oído u otros sentidos, el cuerpo se desconcierta, al punto de que se ha usado como técnica de tortura, por lo menos en el Reino Unido y en Estados Unidos. Somos antifrágiles en varios aspectos. ¿Acaso también lo son las sociedades, ciudades, economías, ecosistemas? Hay evidencias de que lo son. Estos sistemas no sólo son robustos, en el sentido de que funcionan en presencia de perturbaciones, son antifrágiles porque mejoran su funcionamiento con perturbaciones. El problema es que cuando las perturbaciones son demasiadas, pueden dañar al sistema. Sería deseable construir sistemas antifrágiles, sin embargo, este es un difícil problema abierto, ya que hay que encontrar un balance dinámico entre dos extremos. Pocas perturbaciones que no ayudan a la funcionalidad del sistema y demasiadas perturbaciones que lo dañan. Algo similar sucede con el efecto "lento es más rápido". Por ejemplo, si se tiene que evacuar un salón donde hay muchas personas, si hay pánico y quieren salir rápido, se empujarán y saldrán más lento que si lo hacen de manera ordenada. También se observa el efecto "lento es más rápido" en el tráfico en carretera. Mientras mayor sea la velocidad de los vehículos, tienen que guardar una mayor distancia entre ellos. Pero si la densidad empieza a aumentar, tienen que frenar lo cual produce embotellamientos. Si los vehículos van más lentos, pueden guardar una menor distancia sin necesidad de frenar, por lo que se mantiene una velocidad constante. Entonces, para maximizar el flujo vehicular se requiere también de un balance, que los autos no vayan demasiado lento, pero tampoco demasiado rápido. El problema es que el balance depende de la densidad, la cual cambia constantemente. De manera similar, la mejor antifragilidad dependerá de qué tanto cambiará su entorno. Al parecer, no podemos definir a la antifragilidad de un sistema independientemente de su entorno. Sin embargo, es un concepto que está siendo útil para la comprensión de los sistemas complejos.