[MUSIC] Hola amigos, en esta quinta semana seguiremos trabajando con las diferencias de estilo en El guardián entre el centeno. Recordamos que estamos contrastando las dos versiones traducidas al español de esta obra, de El guardia entre el centeno. La primera del año 1978, la versión a, y la segunda, la versión del 2007 que llamamos versión b. En concreto, en esta primera lección vamos a trabajar estos tres aspectos. En primer lugar, el orden de palabras. En segundo lugar, los insultos. Y finalizaremos esta primera lección abordando algunas cuestiones relacionadas con el uso de las conjunciones. Como comentábamos, empezaremos esta primera lección abordando el orden de palabras. En concreto hemos resumido los ejemplos de 1 y de 2, distintos casos en los que se produce, pues alteraciones en el orden de palabras. Por ejemplo, en 1a se señala, ¿a quién llaman para reemplazarle? A mÃ. Al hijo del gobernador. Frente a la versión de 1b, donde se señala, ¿asà que a quién llaman para reemplazarlo? A mÃ, a mà es a quien llaman. En las oraciones de 2 se da otra cuestión relacionada con el orden de palabras. Como por ejemplo, cuando se fue me puse a mirar por la ventana sin quitarme el abrigo ni nada. Frente a la oración de 2b, donde se señala, cuando se fue me puse a mirar un rato por la ventana con el abrigo puesto y todo. Por tanto, a continuación vamos a trabajar algunas de estas alteraciones en el orden de palabras, y otras más que vamos a considerar que son de interés, sobre todo a partir del contraste con las dos versiones de El guardián. Si acudimos a los aspectos gramaticales relacionados con el orden de palabras, todos los estudios gramaticales señalan que el español es un lengua SVO, es decir, sujeto-verbo-objeto, y que ese es el orden de sus constituyentes. Eso significa que es más frecuente, más común y, por tanto, más natural en esta lengua que aparezcan los distintos constituyentes en ese orden. Es decir, en primer lugar el sujeto gramatical, en segundo lugar el verbo, y finalmente el objeto. Por tanto, cuando se altera ese orden canónico, ese orden natural, ese cambio en el orden se puede efectuar en el español. Es decir, el español es flexible en ese sentido, pero ese cambio de orden tiene un motivo concreto. Normalmente es por cuestión de énfasis, es decir, alteramos el orden de aquel constituyente que queramos enfatizar. Y eso es precisamente lo que sucede en algunos pasajes de El guardián entre el centeno. Por ejemplo, si volvemos a los casos de 1, vemos cómo se produce un efecto de énfasis por dislocación de un constituyente respecto a su orden natural, el orden que hemos señalado al principio, el de sujeto-verbo-objeto. En la oración de 1a vemos cómo en realidad el énfasis no está provocado por el orden de palabras, sino que hay un énfasis provocado por una elipsis. Pero en cambio, en la oración de 1b, sà que tenemos esa dislocación de ese constituyente respecto a su posición, para darle un valor enfático. Si contrastamos esta oración de 1b con otras, por ejemplo, con la situación de la misma oración si no estuviera con esa dislocación, ¿a quién llaman para reemplazarle? Me llaman a mÃ. Ese serÃa el orden natural de los constituyentes en español, tendrÃamos una oración, pues la más común y, como decÃamos, la más natural en esta lengua. En cambio, la siguiente oración, que es la que se asemejarÃa a la que presenta la versión de 1a, ¿a quién llaman para reemplazarle? A mÃ. SerÃa una oración enfática, a mÃ, pero en esto caso el énfasis vendrÃa provocado por la elipsis, por la eliminación de constituyentes. En cambio, la oración semejante a la de 1b, ¿a quién llaman para reemplazarle? A mÃ, a mà es a quien llaman. Lo que tenemos es un énfasis provocado por esa dislocación de ese constituyente respecto a su orden natural, y además, todavÃa más enfatizado por la posición del verbo en último lugar. Las oraciones de 2 plantean también una cuestión relacionada con el orden de palabras y con el énfasis. Hemos observado you que en la versión de 2a tenemos, sin quitarme el abrigo ni nada. Frente a la versión de 2b donde tenemos, con el abrigo puesto y todo. De hecho, las diferencias entre ambas oraciones se observan no solo por el uso de piezas léxicas diferentes, sino también porque focalizan el énfasis en un elemento distinto. Por ejemplo, en la versión a, el énfasis está sobre el evento, sobre la acción, sin quitarme el abrigo, sobre el efecto de quitar, ¿no?, sobre esa acción verbal. Frente a la oración de b, en la que el énfasis se halla sobre el tema, sobre el objeto, en este caso el abrigo, con el abrigo puesto y todo. Por tanto, vemos también que el orden de palabras, junto con la selección de las unidades léxicas, también hace que tengamos ese valor enfático en los enunciados. También podemos analizar otro tipo de oraciones en las que también se dan distintos casos o cambios en el orden de palabras, como son las que manifiestan las oraciones de 3. En 3a, se observa, pero como les decÃa, escribà la redacción sobre el guante de béisbol de Allie. Frente a la versión de 3b, bueno, pues sobre eso fue lo que escribà la redacción de Stradlater. Sobre el guante de béisbol de Allie. Si contrastamos estas dos oraciones, en concreto lo que aparece subrayado, podemos ver que el énfasis es más violento en la oración de b, ¿por qué? Porque se funda ese énfasis en dos cuestiones. La primera, en la dislocación a la izquierda, que es algo no muy común en español, y además en la aparición de un pronombre de referente en español que es, eso. Sobre eso fue sobre lo que escribà la redacción de Stradlater. Y además, también, se produce una reiteración de ese énfasis con el segmento que aparease a continuación que es, sobre el guante de béisbol de Allie. Por tanto, tenemos como un doble énfasis, uno en la propia oración y otra en la oración siguiente que aparece. A continuación abordaremos una cuestión bastante importante en El guardián entre el centeno, como es el empleo de los insultos. Es una cuestión de carácter léxico, pero que caracteriza mucho al protagonista de la historia, a ese joven llamado Holden Caulfield. Y es algo muy caracterÃstico de su idiolecto. Si bien es cierto que en la sociedad en la que nos movemos, cualquier joven de nuestra sociedad utiliza muchÃsimo más los insultos que el joven protagonista de la obra, sà que es algo muy caracterÃstico del personaje. De hecho, el propio protagonista se auto-define como un puñetero hijito del gobernador, es decir, un joven adolescente de una sociedad bien, que pertenece a una familia acomodada. Podemos clasificar los distintos insultos que aparecen en la obra de El guardián entre el centeno en dos tipos. En primer lugar, se utilizan palabras groseras, una docena, no demasiadas, que alternan y se repiten en el texto. Y, por otro lado, tenemos expresiones you de un marcado carácter soez, apenas son tres palabras que se suelen repetir a lo largo de la obra de El guardián, de la traducción efectuada por Carmen Criado. Si vamos a las palabras groseras o malsonantes, como decÃamos, podrÃamos señalar las siguientes, asqueroso, cochino, cretino, gilipolleces, hortera, jorobar como eufemismo de joder, marrano, paleto, etc. Pero más que la lista de palabras, aquà nos interesa sobre todo remarcar la diferencia en su uso en las versiones a y b de El guardián. Si efectuamos una comparativa entre estas expresiones en las dos versiones que analizamos, vemos diferencias bastante significativas. Por ejemplo, todos los derivados de tonto tienen una mayor presencia en la versión del año 78 que en la versión del 2007, como se aprecia en la tabla. Y, al contrario, sucede con todos los derivados de cretino, son más frecuentes en la versión de 2007 que en la versión del 78. También se observa lo siguiente, y es que tanto tarado como jorobar, ¿no?, ese eufemismo para el verbo joder, desaparecen en la versión de 2007. Y por contra tenemos cómo asqueroso y todos sus derivados presentan un uso muy, muy elevado en la versión del 2007, frente al escaso uso que presenta en la versión del 78. Y los mismo sucede con hortera, es más frecuente su empleo en el 2007 que en la versión del año 78. Por tanto, vemos como el uso de estos insultos es muy diferente en función de la versión que estamos analizando, en otros casos es bastante parejo como en el caso, por ejemplo, de puñeta o en el caso de gilipolleces. Por tanto, vemos este empleo distinto en función de la versión. Y otra cuestión muy relevante si contrastamos las dos versiones, es que parece ser, a tenor del análisis efectuado, que la versión del 2007 suele matizar bastante los insultos que aparecen en la versión a. Se puede observar en tres ejemplos, aunque hay muchÃsimos más de este tipo de cambio de matización, si se quiere, de los insultos de la versión a en la versión b. Por ejemplo, ¡No jorobes, Holden!, se sustituye en la versión b por, ¡Estate quieto, Holden. O, jorobar se sustituye por fastidiar, o también, jorobar, en el último caso you se elimina totalmente y se pone, por el amor de Dios. Es decir, parece ser que la versión b en este sentido matiza, en algunos casos, estas expresiones groseras o malsonantes. Si nos vamos a las expresiones you de carácter soez, hemos señalado que se utilizan sobre todo tres, que son las que aparecen en este cuadro, cabrón, hijo de puta y, finalmente, hijoputa. Y también del contraste de las dos versiones obtenemos resultados interesantes. Por ejemplo, en la desaparición en la versión b del insulto cabrón, frente al uso mayoritario de hijo de puta en la versión de 2007. Y también de forma bastante pareja el uso de la forma contracta hijoputa, tanto en la versión del 78 como en la versión de 2007. Queremos prestar atención al el uso de hijo de puta y de hijoputa, porque si buscamos estos elementos, a parte de ver cómo se utilizan más en la versión b, vemos también a parte de sustituir, como hemos señalado, los insultos por otros de mayor de menor rango, es decir, no tan fuertes. Por ejemplo, cabrón se sustituye por desgraciado, o tarado por cretino. Sà que, en algunos casos, algunos de los insultos de la versión a se sustituyen en la versión b por hijo de puta o por hijoputa, como sucede en los dos ejemplos que aparecen al final de la tabla. Vimos cómo, desperté hasta al último cabrón del piso, se sustituye por, hasta el último hijoputa. Y lo mismo sucede en la última oración, ¿no? Cabrón se sustituye en este caso por la forma no contracta. Por tanto, pese a que hemos señalado que en la versión de b se matizan algunos de los insultos, en cambio, en otros casos se sustituyen por otros que incluso podrÃan considerarse más fuertes, como hijo de puta o hijoputa. En el caso de hijo de puta y hijoputa, es interesante la documentación en el uso que aparece reflejada en los corpus. Por ejemplo, en CREA se observa cómo es mucho más frecuente la forma no contracta, hijo de puta, que la forma contracta, hijo puta. Además, si hacemos una consulta en CORPES y vemos dispersión geográfica de ambos insultos, vemos cómo sigue siendo más frecuente hijo de puta, y que además aparece en todos los paÃses de habla hispana. Frente al caso de hijoputa, que es mucho menos, está menos extendido como se puede observar, y que además es más usual en España, algún caso hay de Perú y de Argentina, pero son bastante residuales. Y, por tanto, podrÃamos considerar una forma contracta muy particular del español peninsular. A continuación y para finalizar esta breve presentación de la lección uno de la quinta semana, vamos a abordar algunos casos de las conjunciones. Porque, sobre todo, se observa el distinto uso que se hace de ellas en las versiones que estamos analizando de El guardián. Esto nos permite tanto ver el sentido como la función de las locuciones conjuntivas y de las conjunciones. Y también de los conectores, sus relaciones con otros fenómenos sintácticos, como por ejemplo en la elipsis, y también las relaciones entre la subordinación y la yuxtaposición. Por ejemplo, podemos ver si analizamos distintos ejemplos, los distintos procedimientos que se utilizan en ambas versiones, y que tienen en cuenta tanto la subordinación como la yuxtaposición. Por ejemplo, podemos ver contrastando las versiones a respecto a la versión b. Como, en algunos casos, la versión a utiliza la subordinación de carácter causal, que se sustituye por la yuxtaposición, también causal, en la version de b. O, por lo contrario, se hace lo inverso en las oraciones que aparecen en en 2. Donde tenemos, en la versión a, una yuxtapuesta de carácter adversativo, y en cambio, en la versión b tenemos una subordinada, aunque también de tipo adversativo. En otros casos, el valor sintáctico es el mismo, es decir, se utiliza o una subordinada o una yuxtapuesta del mismo tipo, causal o condicional. Pero el conector o la conjunción, o el elemento que realiza la función de nexo, es distinto. Por ejemplo, en las oraciones de 4 ambas son subordinadas condicionales, pero los elementos que se emplean para esa subordinación condicional, son distintos. Y lo mismo sucede en las oraciones de 5, donde ambas son yuxtapuestas de carácter causal, pero los elementos que se utilizan para formarlas son también distintos. Por tanto, podemos concluir respecto a estas conjunciones que los procedimientos expresivos son distintos, pero no dependen del texto ni de la versión, simplemente dependen del valor expresivo que se quiere denotar. Y que eso va a depender, tanto del entorno, como de la fuerza expresiva que se quiera dar al enunciado. Con esto finalizamos esta primera lección de la quinta semana. Como siempre, remitimos a las referencias que aparecen al final de la diapositiva y también a los apuntes donde aparecen analizados detalladamente estos y otros casos. Me despido hasta la siguiente lección del curso, muchas gracias.