Bienvenido a esta nueva sesión del curso Energías Sustentables. Mi nombre es Julio Vergara, profesor de la Escuela de Ingeniería UC. En esta ocasión se verá la evolución climática de los últimos milenios, se conocerán los métodos para estimar temperatura y la concentración de CO2 en ese lapso de tiempo por lo cual se podrá inferir la relación entre ambas medidas. Los científicos del clima han podido inferir patrones climáticos en el pasado, de este modo se ha propuesto que el clima terrestre, en largos periodos, ha variado desde que fue creado el planeta. Mediante estudios paleoclimatológicos, se ha llegado a medir el comportamiento del clima de varios milenios hasta un par de millones de años atrás. Con técnicas isotópicas, principalmente aplicadas a testigos de hielo, ha sido posible conocer la temperatura y la concentración de CO2 en ese período. Con menor alcance es posible complementar la datación con estudios de sedimentos, polen y anillos de árboles o dendrocronología. Los lugares donde se puede congelar el tiempo, literalmente, es en climas muy fríos. Los mejores estudios se han realizado en capas permanentes de hielo suficientemente profundas de la Antártica y Groenlandia así como algunos glaciares. Una de las mejores evidencias, es la zona donde se aloja la base en Vostok, que es uno de los lugares más fríos del planeta y más recientemente a partir del proyecto europeo EPICA, en las estaciones Concordia y Kohnen que permiten datar hasta 800.000 años. Los estudios se han realizado en capas de hielo suficientemente profundas, con nieve acumulada en el tiempo. Por ejemplo en Vostok se perforaron casi 3.700 metros de profundidad en hielo entre los años 70 y 80, que representa más de 400.000 años de historia climática. A partir de las mediciones, se observa que el clima terrestre del último tiempo ha mostrado comportamiento cíclico, mediante carbono-14, se ha inferido la concentración de CO2 en esos testigos de hielo, mientras la temperatura se ha relacionado con la razón de isótopos oxígeno 18 y oxígeno 16 o delta oxígeno 18. Además, la temperatura y el CO2, muestra una correlación notable en al menos los últimos 400.000 años. Sobre el reloj de la tierra, podemos ver la evolución del CO2 y de la temperatura en los últimos 400.000 años a partir de estos testigos donde se aprecia cierta correlación. en que el aumento o reducción de la concentración CO2 atmosférico, conlleva a una variación de temperatura. Esta figura ha generado controversia pues en algún momento, es la temperatura la que anticipa al CO2. Algunos se han aventurado a tiempos más remotos, no obstante, tengamos presente que estas mediciones intentan inferir el clima de toda la tierra en el pasado a partir de mediciones en los polos, por lo que son esperables los desfases. Si encima de la evolución de la temperatura y el CO2, se superpone la forma de la órbita terrestre alrededor del sol, se encuentra cierta relacion. Al hacer un zoom, después de la última era glacial, notamos un período de casi 11.000 años conocido como el Largo Verano por su relativa estabilidad climática Inferida de estudios de datación. A pesar de exhibir una temperatura estable, muchos pueblos se extinguieron en este período, los Sumerios, Mayas, Anasazis y Arapanes. Probablemente la falta de lluvia, acidez y salinidad del suelo en ocasiones llevaron al ocaso a estos pueblos. En el contexto de la vida del planeta, este periodo representa solo 0,05 segundos de su historia. Este nuevo zoom, muestra la proyección de temperatura de los últimos 1.000 años en el hemisferio norte por datos indirectos de testigos de hielo y anillos de árboles y mediciones con termómetros en los últimos años. Este período corresponde a los últimos cinco microsegundos de la historia terrestre, se aprecia una leve tendencia descendente de la temperatura de casi un grado en nueve siglos, que se revierte a contar de 1.900, que coincide la presencia de las emisiones de CO2 antropogénico. Un zoom más, y encontramos la proyección de temperatura de los últimos 150 años por datos directos de termómetros. Este período corresponde al último medio microsegundo de la historia terrestre coincidente con un aumento notable de la población y su consumo de energía en el que se nota un aumento progresivo de la temperatura superficial global en casi un grado. Este es el último tramo del Largo Verano, en particular, notamos que los 15 años más calurosos registrados en este período son de este último siglo, salvo el año 1.998 que fue hace poco tiempo. Entonces, en vez de seguir una trayectoria aparentemente cíclica como la observada en el pasado, casi en un instante del siglo en 200 años, agregamos 100 ppm de CO2 a la atmósfera por emisiones antropogénicas. Cabe notar que la diferencia de temperatura entre un punto glacial y uno interglacial es de unos ocho grados Celsius y la diferencia de concentración de CO2 atmosférico en el mismo período es de unos 100 ppm. Es posible resumir y concluir que el clima ha seguido recientemente un patrón relativamente cíclico, en que la temperatura y la concentración atmosférica indirecta de CO2, en ese último lapso de tiempo, ha mostrado una correlación. El ajuste de las observaciones facilita la discrepancia entre investigadores que aprovechan los políticos de uno u otro lado, lo que obliga a profundizar las investigaciones y el análisis. Hasta la próxima sesión.