[SONIDO] [MÚSICA] ¿Alguna vez has escuchado el concepto de desarticular contextos? Veamos de qué se trata esto. ¿Tú piensas que las cosas son obvias? ¿Existe la obviedad? Hay personas que creen que sÃ, que hay cosas que son obvias y desafortunadamente no es asà poque lo que es obvio para tÃ, no forzosamente es obvio para mà y eso no significa que tú estás bien y yo estoy mal. Y sin embargo, todo el tiempo lo estamos usando como argumento pues es que es obvio. Este es el primer contexto. Desarticulemos el contexto de obviedad. 2. Desarticulemos el contexto de la lógica, no porque la lógica no exista como parte de la ética o parte de la filosofÃa, sino porque también lo usamos como argumento. Es que es lógico. E insisto, será lógico para tà pero no tiene por qué forzosamente ser lógico para mà y esto no significa que tú estás bien y yo estoy mal o viceversa. [SONIDO] 3. Desarticulemos el contexto de, lo normal, porque lo que es normal para tÃ, no forzosamente es normal para mà y sin embargo, también lo usamos como argumento pues es que es lo normal. [SONIDO] 4. Desarticulemos el contexto de, el sentido común. Bien dice la frase popular que, el sentido común es el menos común de los sentidos y lo usamos también como reclamo. Bueno, por Dios Santiago, tantito sentido común. Y tu sentido común y mi sentido común, son diferentes y luego vayamos a la cereza del pastel y la cereza del pastel se llaman, las expectativas. [MÚSICA] Y yo lo que planteo es que las expectativas por autodefinición no se cumplen y ¿por qué? Si tú buscas la definición de expectativa en el diccionario, expectativa dos puntos, esperanza de que algo ocurra y yo creo que vamos por la vida, no buscando tener la esperanza sino buscando tener la certeza de que las cosas ocurran y sin embargo en el espacio de la expectativa lo que ocurre justamente, es que nunca, le planteamos al otro, le decimos al otro, qué es lo que queremos. Creemos que es su obligación, saber qué es lo que nosotros queremos sin siquiera comentarlo. Entonces si tú me contratas a mà y me dices, Santiago, te voy a contratar como director administrativo. Esta es tu oficina, este es tu ordenador, tu computadora, estos son los archivos, aquà están las chequeras, este es tu personal y vengo dentro de tres meses a evaluarte, a hacerte una calibración de desempeño, yo empiezo a trabajar y a los tres meses vienes y me dices, Santiago, lamentablemente no estás a la altura de las expectativas y yo te digo, ¿cómo? [SONIDO] SÃ, fÃjate que yo estaba esperando que hicieras esto y esto y esto y no lo hiciste. Y entonces, yo te puedo argumentar. Oye, yo he sido director administrativo en tres empresas, en cuatro empresas y eso que me estás pidiendo, pues, nunca lo habÃa hecho. Y entonces, ¿qué vas a decirme? Santiago, pues es lo obvio, pues es lo lógico, es lo normal. Tantito sentido común, dos dedos de frente. No estás a la altura de las expectativas. [MÚSICA] Lo vemos muchas veces hasta en las relaciones de pareja. Este reclamo que le puede hacer una señora a su marido y decir, es que un señor que se precia de ser un señor pues, hace esto y esto y esto. Oye mi amor, es que nunca me lo habÃas pedido. ¿Ah?¿Además te lo tengo que pedir? Esto nos ocurre todo el tiempo, porque las expectativas son cosas que no comentamos, que no compartimos y que sin embargo, creemos que es obligación del otro, saberlas. Leer nuestra mente y eso es imposible. Entonces, en lugar de trabajar estos cinco contextos, desarticulando estos cinco contextos, obviedad, lo normal, la lógica, el sentido común y la expectativa, ¿desde qué espacio sà podemos trabajar que nos funcione a todos? Y te invito que lo hagas a partir de hoy. Que con cada persona con la que tienes interacción, you sea tu esposa, tu pareja, tus padres, tus hermanos, tus jefes, tus pares, tus colaboradores, seas capaz de tener una conversación en donde le digas, estas son las cinco, estas son las seis, las siete, las ocho cosas que yo espero de tÃ. Y te las voy a decir, una por una y quiero que me digas si estás de acuerdo o no. Y you una vez que analizamos estas cinco, seis, siete, ocho cosas, y you te dije yo, qué espero de tÃ, entonces envÃeme de regreso, ahora por favor dime, ¿tú que esperas de mÃ? ¿Cuáles son las cuatro, cinco, seis cosas que esperas de mÃ? Y nos vamos a poner de acuerdo, una por una. Y una vez que yo you te dije, yo qué espero de tà y tú me dijiste, tú que esperas de mÃ, eso cierra el espacio a que, no entendÃ, es que yo creÃ, es que yo pensé, a las confusiones, al no fue claro, es que a mà no me dijiste y esto, va a evitar muchÃsimos problemas en tus relaciones personales y en tus relaciones profesionales. Ojalá y te des permiso de desarticular estos contextos y claramente le vayas diciendo al mundo qué esperas de él y que el mundo te vaya diciendo, qué espera de tÃ. [MÚSICA] [SONIDO]