El reportaje es, ni más ni menos, y todos los que practicamos este ejercicio lo sabemos, el rey o la reina de todos los géneros periodísticos. Es el género que, a lo largo de la historia pueden pasar décadas, y siempre vamos a tener presente el reportaje de Wilfred Burchett sobre cómo describió que lo que en Hiroshima había sucedido era la explosión de una bomba atómica. Cuando el reportaje entra en el terreno del periodismo que vale la pena, es el género que resiste el paso del tiempo, y que décadas y siglos después sigue siendo válido, y sigue estando en los libros de historia y en el trabajo de los analistas y en el imaginario de la gente, porque han dejado una huella. Es el género que no se puede hacer desde el internet, desde una laptop, clicando en Google. Es un género que, para ser bueno, obliga al reportero, a la reportera, a salir a la calle, a salir al terreno. Es un género que obliga al periodista que lo ejerce a dominar, a tener un dominio de todos los demás géneros. Una cosa que hay que tener muy presente en el reportaje, es que estamos hablando de no ficción. El reportaje no tiene fronteras, excepto una, que es la ficción. En el momento que incurrimos en la ficción, empezamos a distorsionar la realidad, empezamos, puede decirse incluso, a decir mentiras, a decir fantasías y el reportaje debe ser fiel a la realidad. Entonces, sí efectivamente, la frontera de la no ficción es la frontera definitiva. Ahí adentro de la realidad todo se vale, todo tipo de creatividad, todo tipo de recursos. Puede haber un reportaje de tres cuartillas y puede haber el formato gran reportaje, que son los libros. Hoy en día, los periodistas y las periodistas que ven constreñida su labor estamos enfrentando una época tremendamente desafiante, por ejemplo con el tema de la violencia, que hay el tema de la gran cantidad de víctimas, un país con la cantidad de víctimas como lo es México, tiene mucho que decir, la gente tiene mucho que decir, los periodistas tienen mucho que contar. Y los medios convencionales, tanto los impresos y electrónicos, radio, televisión, como los digitales y los nuevos medios de las nuevas tecnologías, no alcanzan para dar cabida a todo ese potencial de investigación que tiene la realidad. Y eso da pie también a este fenómeno, este boom, que ya se ha mantenido sostenidamente en una década, podríamos decir, de libro reportaje. Algunos de ellos de mucha calidad, ahí hay mucho que aprender. La principal destreza o la principal cualidad o habilidad de la o el periodista, es el de la investigación, un verdadero detective que atrapa un hilo y lo va jalando y lo va jalando y lo va jalando, hasta poner al descubierto información clave que muchas veces estaba o se pretendía que no saliera a la luz. Yo creo que de esta manera, podemos definir muy bien lo que es la cualidad principal del reportero, la reportera, que se dedica al género reportaje. Sí, desde luego, la estructura del reportaje es el gran desafío. No puede llegar un momento en que uno regresa de una expedición de investigación, de un viaje o de varios viajes, y uno se encuentra frente a su escritorio con la página en blanco, que es un momento aterrador, y te empiezas a parar y a sentar y te vas por unas papitas y luego el cigarro, es un momento bien crítico de la creación del reportaje, en tu escritorio vas a encontrar que tienes cinco libretas llenas de notas, ya iba a decir yo también así de cassetes, pero ya no se usan los cassetes, claro, sino un montón de audios, de entrevistas que ya escuchaste dos o tres veces, que ya esquemaste en tus libretas, tienes un montón de documentos que fuiste a buscar a bibliotecas, que te entregaron de distintos archivos, expedientes judiciales, en fin, todo lo recorrido, el fruto del trabajo de investigación, y luego, ¿qué? ¿Qué haces con todo esto? Y esto es un proceso que requiere tener muy claro el hilo conductor del relato. Aquí es donde empieza a construirse el relato del reportaje. Entonces, aquí entra un poquito, podemos jugar como las estructuras de una novela quizás, los capítulos, pensar en capítulos, no podemos pensar en que un capítulo va a ser más importante que el otro, tenemos que mantenerlos bien equilibrados, bien llenos de información cada uno de ellos y, a diferencia de la nota informativa, sí tiene que tener un remate el reportaje, o por lo menos, yo sí busco que el reportaje cierre con un remate que de alguna manera le deje una pregunta al lector, a la lectora. Como es un material que tú trabajas de mucho más largo aliento, que requiere más esfuerzo, más trabajo, más tiempo, es muy fácil perderse en este laberinto, por eso decía yo el desafío de la página en blanco y todo ese universo de materiales reunidos físicamente en torno a nuestro escritorio, aparte de todas las experiencias vitales, emociones y sentimientos cruzados que hemos experimentado a lo largo de nuestra saga para reunir toda la información, todo eso tiene que jugar. Yo considero una regla, por lo menos yo la aplico, a mí no me gusta como estilo personal, que en un reportaje aparezca en primera persona el reportero, la reportera, yo, por ejemplo. De pronto, sí estás ahí, sí estás llevando al lector a ver a través de tus ojos y tú lo que quieres hacer, lograr, es que el lector se sienta que puede ver, vas a descubrir por ejemplo, en la pobreza tienes que hacer la descripción de una habitación pobre y entonces tratas de, sin excederte, sin excesos en la descripción, la capacidad descriptiva, a ti te habrá provocado cierta emoción y tú lo que quieres es transmitir eso. O estás en parte de tu reportaje, has entrevistado a alguna víctima, que por alguna razón su testimonio te ha conmocionado de una manera particular, tú lo que quieres dejar es plasmada esa emoción, entonces, a la vez que buscas la objetividad, y que no quieres aparecer en primera persona en tu texto, también tienes que estar presente. Es un poquito una complicación narrativa pero, tiene miles de formas para solucionarlo. Entonces, todos estos son los elementos que entran en juego a la hora de estar hasta las altas horas de la madrugada frente a la laptop, plasmando un reportaje. Cuando yo me lancé al ruedo, siempre a todos nos pasa la primera vez que te lanzas al ruedo con nada de experiencia, tienes una ventaja, la frescura, la curiosidad. Pero es muy fácil hacerse bolas, como quien dice, y la pregunta, yo estaba muy hecha bolas, ahorita me estoy acordando, había regresado de Honduras y había estado en la frontera con El Salvador donde acababa de ocurrir una matanza, una masacre espantosa, la masacre del río Sumpul. Y había muchos refugiados, miles de salvadoreños en esa parte de la sierra, y platiqué con muchos, y estaba muy impactada, tenía mucha información, y regresé a la redacción y estaba súper inquieta porque no sabía cómo empezar, y un compañero con mucha más experiencia, me la puso fácil, me dijo, ¿qué quieres decir? A ver, platícame, y platicar la nota, platicar la experiencia, muchas veces caes en cuenta que eso es lo que quieres decir exactamente, sin darle tantas, tantas vueltas. Entonces, ese es el consejo, pregúntate a ti mismo, cuando te sientas atorado, qué quieres decir. Y eso te va a llevar a empezar a teclear y encontrar la fluidez necesaria para construir este relato complejo que, a la vez, tiene que leerse sencillo.