[MÚSICA] Hola a todos y a todas. Mi nombre es Michelle Gama y continuamos con la semana 6, que se titula Comunidad, identidad y alteridad. Eh, el día de hoy vamos a trabajar con, eh, el tema de la construcción identitaria y si puede plantearse o no, eh, como un mecanismo de resistencia. La pregunta que, que me interesa que nos hagamos, ¿qué pasa con aquellos sujetos, o con aquellas identidades, que no quieren o no pueden habitar dentro de los límites del discurso de poder? Eh, los sujetos que se inscriben en las grietas de estas escrituras hegemónicas, los cuerpos denominados abyectos, un término de, de Julia Kristeva, parece que son al mismo tiempo externos a la normalización pero también eh, fundadores, o que fundan, nuevos lugares de, de enunciación. Bueno, como sabemos, y como hemos estado llevando a cabo estos recorridos durante lo que ha durado, eh, este curso, hemos visto que hay diferentes, eh, corrientes del postestructuralismo, de los feminismos, de los Estudios Culturales, de la teoría queer, y hoy veremos también que dentro de los estudios postcoloniales, un profundo interés por analizar este discurso de poder que normaliza, eh, al sujeto, y hemos visto, también, que se puede estudiar tanto al discurso en sí mismo, es decir, su genealogía, sus tecnologías, su difusión, su asimilación, pero también su resistencia, por un lado, y por otro la construcción de una identidad desde esta estructura de significados que este mismo discurso de poder provee. Recordemos que a partir de este concepto de discurso, ¿no? Que inaugura Foucault, tenemos que pensar que el lenguaje no es neutro, ¿no? Que el lenguaje tiene una carga hegemónica, y hay múltiples juegos de poder que se llevan a cabo, eh, en este discurso. Entonces, desde estas perspectivas teóricas, eh, se trabaja también, específicamente, la situación de estos sujetos, o estas identidades, que se encuentran fuera de este deber ser, ¿no? De lo establecido, y, eh, que no corresponden a las expectativas, eh, que esta categoría identitaria supuestamente engloba. Comencemos con Stuart Hall y, eh, su obra, Questions of Cultural Identity, eh, Cuestiones de cultura, de identidad cultural, en el que afirma, y aquí tenemos la cita, eh, en el Powerpoint, que la cuestión de la identificación se reitera en el intento de rearticular la relación entre sujetos y prácticas discursivas, a lo que agrega que, siendo un proceso, la identidad no puede considerarse como un objeto acabado, sino que se va construyendo a partir de múltiples discursos, prácticas y posiciones diferentes, y, algo que es fundamental, a menudo cruzados y antagónicos. Queda claro, entonces, que la relación que existe entre identidad y representación es que las identidades se constituyen siempre dentro de la representación, y nunca fuera de ella. ¿Por qué es importante, eh, que hablemos de discursos y prácticas cruzadas y antagónicas? Porque en el momento que abandonamos la idea de, del sujeto cartesiano, de la identidad física, eh, física, metafísica, esencialista, también abandonamos la, la idea de, de la estaticidad, ¿no? you no estamos hablando de una identidad estática, sino que está siempre en movimiento a partir de, de estos múltiples discursos. Se construye y se deconstruye, eh, constantemente. Ahora, eh, me interesa hablar de las marcas identitarias corporales que entran en cuestión en, en este proceso. Hemos trabajado, a lo largo de este curso, todas esas marcas identitarias que tienen que ver con el género y la sexualidad. Pero es también interesante, desde el enfoque de la teoría postcolonial, cómo también se aborda este problema en las etiquetas, ¿no? Y la relevancia que tiene el proceso de la identidad y las implicaciones que la construcción de la identidad tiene con el otro, solo que aquí, en lugar de ser una marca identitaria que tiene que ver con el género y la sexualidad, tiene que ver con el origen, con la raza, un término que también tendríamos que discutir. De cualquier manera, existe un paralelismo, en estas dos propuestas teóricas, en materia de resistir, ¿no?, esta hegemonía de, del discurso de poder, y denunciar esta supuesta verdad, o legitimidad, de estas estructuras que, cuyo problema principal es que dejan al otro, o a la alteridad, fuera de sus fronteras. Vamos a empezar, eh, a hablar de un teórico postcolonial que se llama [INAUDIBLE], y él afirma que, que la construcción que nos hacemos con nosotros mismos, tiene que ver, eh, con una serie de categorías disponibles. Hemos hablado a lo largo del curso, también, de narrativas culturales. Bueno, pues tiene que ver un poco con, con este concepto. Si la identidad siempre está, eh, construyéndose, tiene que ser forzosamente también algo que se pueda leer, ¿no? Una pequeña narración, una pequeña ficción. Entonces, detrás de estas categorías, hay una historia, ¿no? Hay una serie de expectativas que tienen que ver con darle sentido a, a nuestra historia de vida, también. Estas expectativas, cuando las aterrizamos en, en un entorno teórico, también se pueden denominar prejuicios o estereotipos, y you los hemos trabajado en el curso. Lo que a mí me interesa ahora, eh, es ver cómo estas categorías pueden resistirse, y a partir de qué lugar puede una identidad resistir a las expectativas y a los prejuicios, y a la narrativa, que supuestamente, eh, las acompañan. Hay que recordar que estas identidades no solo invisten, sino que se asumen, ¿no? Y al asumir esta identidad se asumen también las expectativas sociales que esta clasificación conlleva. Vamos ahora a, eh, leer una cita de la doctora Meri Torras, que you la conocen, hemos estado trabajando con ella a lo largo de este curso, en la que dice, huelga decir que ambos componentes del binomio, estos binomios metafísicos, eh, con los que hemos estado trabajando, hombre mujer, heterosexual homosexual, blanco negro, joven viejo, y podríamos seguir la lista, ocupando todo lo largo de este vídeo, continúo la cita, obedecen a una misma realidad donde, desde el adentro hegemónico se instituye un afuera, abyecto, como contrario y complementario que ha de garantizar la supremacía y la pureza del primero. Por ello, no resulta impropio advertir que el establecimiento de los discursos de poder saber que expulsan al cuerpo y a las mujeres de su feudo van emparejados con la eficacia operativa de unos discursos normativos destinados prioritariamente al control y a la domesticación de los cuerpos, en especial de aquellos sujetos, y apenas sujetos, como las mujeres o los individuos marcados por una diferencia étnica o de práctica sexual, asociados, incluso identificados, con la preeminencia material pasional bárbara del cuerpo sobre la razón. Lo que me interesa de esta cita es el hablar, por un lado, de las itálicas, que son de Meri Torras, hablar de apenas sujetos, de estos sujetos abyectos o identidades abyectas que se quedan en este afuera simbólico, y cómo justamente estas identidades son las que marcan el límite de este discurso, de estas normas. Entonces, ¿cómo representamos las identidades que están afuera eh, del discurso de poder, cómo representamos lo diferente, por así decirlo? Esta alteridad, ¿no? Se representa siempre con un opuesto, como explica la cita de Meri, creando estas polaridades, y parece que las representaciones artísticas, las literarias, eh, muchas de las cuales también eh, hemos estado trabajando a lo largo del curso, posibilitan poner en conflicto, eh, estos límites que el mismo sujeto abyecto, que la misma identidad abyecta, establece, ¿no? Se pueden representar, estas pulsiones, que, que no se enmarcan en instituciones sociales, religiosas, y, en este sentido, todas estas aproximaciones teóricas que les hablaba al principio, los Estudios Culturales, los postcoloniales, el feminismo, la teoría queer, eh, coinciden, eh, en que justamente el lenguaje, eh, funciona a partir de 2 niveles, podríamos llamar, de resistencia, ¿no? Uno sería desde la escritura, desde cómo se representa, eh, lo diferente desde, desde el emisor, por así decirlo, y el otro nivel sería el de lectura, cómo podemos leer, eh, también desde la resistencia. Entonces, este proceso de analizar y de encontrar, por un lado, el lugar de enunciación y por otro el lugar de lectura es muy interesante en este, eh, proceso de resistencia, y nos abre 2 vías, por así decirlo, ¿no? En el primer caso, el lenguaje funcionaría como un vehículo de la experiencia y de la normalización, o de resistencia, porque aquí es muy importante no olvidar que ambos recursos pueden ser utilizados, you sea para reafirmar el discurso de poder o para resistirlo, y a menudo al mismo tiempo, lo cual es, lo cual también provoca un, un punto de encuentro muy interesante entre, entre ambas perspectivas. Justo lo que queremos es buscar la grieta, la grieta que es el límite que refuerza el deber ser y también el lugar donde, donde va a poder haber movimiento de disidencia, por así decirlo. Me interesa remarcar que también hay 2 planos de este discurso, o de este lenguaje que nos provee la posibilidad de resistencia. Por un lado está la representación de nuestra propia identidad en, en sí misma, y por otro, eh, está el discurso ficcional que se representa en el arte y en la literatura, ¿no? Y que genera también representaciones de la realidad, eh, en palabras de María José Vega, formas de conocimiento que se pliegan a los paradigmas establecidos. A los que a su vez legitiman. Entonces, solamente recalcar que el lenguaje nos posibilita eh, tener un lugar de resistencia; y por otro, eh, también puede ser un, un, un lugar que, que reafirme este discurso de poder, ¿no? Aún así, el, el hecho de que el lenguaje eh, y la literatura, ¿no? Como representación y como eco de, de la cultura y de la episteme de la cual provienen, eh, ofrezcan más bien, eso lo hace un lugar privilegiado de enunciación. Como dijimos antes también, eh, de una lectura crítica, ¿no? También hay eh, las dos posibilidades de, de enunciar y de leer. Continuando con eh, el Power Point, podemos un poco ir eh, retomando o resumiendo lo, lo que hemos visto hasta ahora, que es que el sujeto se construye como tal, a partir de categorías que reafirman los marcos. Lo que provoca que aquellos que no coinciden con lo que se espera dentro del discurso, se representen desde su diferencia. Es decir, que la diferencia, en lugar de representar un sujeto dentro de toda su complejidad, la diferencia se vuelve la categoría con la cual nos aproximamos a él. Esto lo subordina y los relega a un afuera simbólico. Entonces, estos cuerpos, en cierta forma exiliados, tienen en su haber una doble condición. Primero, como reverso constitutivo y como contra-ejemplo del deber ser y, en un segundo movimiento, como el límite de la categoría, teniendo intrínseca la capacidad de movilizar esa frontera que marca; es decir, de resistir. Todas las representaciones eh, que proponen identidades disidentes, que también eh, en la actualidad se han llamado nuevas subjetividades, invitan a tomar eh, consciencia de la falacia de, del esencialismo, ¿no? De, de esta identidad fija y estática de la, de la que hemos estado hablando a lo largo del curso. ¿Por qué? Pues porque hacen muy evidentes sus límites, y aunque sea muy difícil superarlas, por eso justamente no hablamos de rearticular o de reconstruir, hablamos de resistir, porque lo que sí es posible es resistirlas. Los, los cuerpos, las identidades eh, especialmente en la meta representación, es decir en la representación deliberadamente ficcional, sí que pueden fluctuar entre las categorías, ¿no? Mostrarse renuentes a, a estas esencias, ¿no? Al concepto puro, a la categoría fija, ¿no? Y entonces su lectura se vuelve más complicada. Recordemos que en la primera semana, eh, la doctora Meri Torres nos hablaba de agramaticalidad. Pues justo a eso me refiero, ¿no? Algo que no se puede clasificar, salta, ¿no? Y esta lectura complicada eh, es parte de, de esta resistencia que les estoy proponiendo. El lenguaje, entonces, como lo conocemos, por un lado funciona a partir de la diferencia, he aquí el, el problema también de escapar a estas estructuras, porque si nosotros nos comunicamos eh, y nuestro lenguaje funciona a partir de la diferencia, eh, y así es, podríamos decir que entonces, por un lado, este lenguaje es fundador y, y territorio de la clasificación y de la diferencia, pero al ser también adquirido y específico dentro de una cultura, también es arbitrario, ¿no? Lo que hace que estas categorías también sean arbitrarias y los marcos eh, que surgen también de, de la, de la asunción. ¿no? De estas categorías. Entonces ambos, lenguaje y marcos, eh, son estructuras que están siempre atravesadas eh, por problemas de poder, ¿no? Y al mismo tiempo, producen, y sí, dotan de sentido a los sujetos de estas identidades, pero eh, también nos da la posibilidad de vaciar y de recargar estas categorías, ¿no? Hablemos de, de metáforas, ¿no? ¿Qué es una metáfora? Una metáfora es una figura retórica, que tiene la capacidad de tomar dos conceptos que aparentemente no tenían una relación, unirlos y crear un nuevo significado. Y es verdad también que una buena metáfora eh, produce extrañamiento en el que la descubre, ¿no? ¿Cuáles podrían ser entonces las metáforas de las, de las categorías? Rafael Manuel Mérida, ¿no? Que me parece que también eh, you hemos hablado de, de él a lo largo de este curso, eh, sostiene o retoma la idea de que, de, de Judith Butler, les, les leo la cita que la tienen aquí en el Power Point, de cómo Judith Butler ha profundizado en un nuevo paradigma que acoge y alienta la diferencia de las diversas identidades sexuales en contra de las dicotomías restrictivas tradicionales. Lo que quiere decir que un hombre afeminado o una mujer varonil, un hombre disfrazado de mujer o con una sensibilidad contraria a la tipología dominante, una mujer que se desprende del hábito de la feminidad subordinada, por ejemplo, representarían una subversión del sistema binario tradicional al tiempo que la mejor huella para rastrear una identidad que pueda devenir conciencia enfrentada a la heterosexualidad institucionalizada que ha intentado restringir los comportamientos que intentaban escapar a su norma. Y claro, aquí tenemos ejemplos de género, que en el curso hemos visto muchísimos. Pero también pensemos que se puede resistir eh, desde cualquier categoría identitaria, no es, no es exclusivo a la sexualidad y al género. Y aquí es algo que me parece muy interesante de cómo quizás desde los estudios de género, eh, los feminismos de sexualidad y, y demás que empezaron en el siglo 20, cómo desde ahí se abrió la posibilidad de resistir cualquier categoría. Eh, y esto es interesante porque a veces se cree que, que el feminismo estaba como muy encerrado en sí mismo, y, y como vemos no es verdad, ¿no? O sea, eh, esta resistencia a una categoría identitaria de géneros se puede abrir a, a cualquier categoría identitaria. Una categoría heterogénea disidente, de difícil lectura, una identidad podríamos decir voluble, mestiza, contaminada, es una identidad resistente. Para, para terminar, me gustaría terminar con esta frase, ¿no? Al buscar las posiciones de desobediencia, analizar cómo funcionan, desde dónde resisten y a qué discursos se enfrentan, se puede esbozar en ellas un profundo escepticismo frente a lo pretendidamente universal, normal y natural, que invita a replantear la identidad desde un paradigma más contaminado y en constante movimiento, dejando atrás la identidad fija, esencialista y estática que reduce la diferencia y que impone el discurso normativo. Y que esto evidentemente va a tener consecuencias no solo en, en la propia identidad, sino en la construcción de la alteridad, y nos va a proveer con la posibilidad de relacionarnos de otra forma con esa alteridad, de plantearnos una, una inquietud eh, en mi opinión incluso ética, que tiene que, que, que, que tiene que ver con, con la identidad post-metafísica, o pensar en la identidad como proceso, ¿no? Al hacer esto, eh, la alteridad ocupa un, deja de ser una diferencia, you eh, se vuelve alguien, ¿no? Se vuelve otro sujeto, ¿no? Otra forma de, otra forma de leer, leerme a mí mismo a través del otro. Y bueno, con esto terminamos eh, el tema de la construcción identitaria como resistencia. Muchas gracias. [AUDIO EN BLANCO]